“El hombre que no quería trabajar” en Mireya Cueto (comp.), Cuéntanos lo que se cuenta. México, SEP-CONAFE, 2006. 



24.          El hombre que no quería trabajar
Había una vez, en un rancho, un hombre llamado Chanito. Era flojo, flojísimo, y no quería trabajar. Los señores lo mantenían de gorra porque no hacía absolutamente nada. Un día de tantos, de plano se fastidiaron de mantenerlo y le dijeron:
-Chanito, ya no podemos seguir dándote tortilla. ¡Ponte a trabajar!
-No, trabajar no -contestó Chanito-. Mejor entiérrenme vivo.
Le tomaron la palabra. Lo metieron en un cajón y se lo llevaron para el panteón. En el camino se encontraron a un señor que venía de la labor y traía un burro con dos colotes [canasta cilindrica] de mazorcas.
-¿Pa ónde van? -les preguntó.
-Pos vamos pal pantión, a enterrar a Chanito.
-¿Qué ya se murió? -dijo el hombre sorprendido.
-No, hombre. Lo vamos a enterrar vivo porque no quiere trabajar y es muy flojo.
-¡Chanito! -gritó el hombre que venía de la labor.
-¡Qué, hombre! ¡Aquí voy! -contestó Chanito.
-Pero, Chanito, ¿cómo que te van a enterrar vivo? Mira, hombre, aquí llevó un maíz. Tú dirás, te lo regalo pa que te alivianes unos cuantos días y puedas comer, pero que no te entierren vivo.
-¿Y ta desgranao? -preguntó Chanito.
-¡No! Pos ta en la mazorca.
-¡Ah, no! Entonces que siga mi entierro.
“El hombre que no quería trabajar” en Mireya Cueto (comp.), Cuéntanos lo que se cuenta. México, SEP-CONAFE, 2006. 

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