María Emilia Beber Ruiz, “Virus y besos” en La enfermedad del beso. México, SEP-Castillo, 2005.
36. Virus y besos
Existe una enfermedad escondida entre los labios que en términos
médicos se conoce como mononucleosis infecciosa, pero comúnmente se le llama la
enfermedad del beso. Actualmente sabemos que es causada por el virus de
Epstein-Barr (nombre que es la suma de los apellidos de los investigadores que
descubrieron el virus en 1964). El virus
que produce la mononucleosis invade únicamente a los seres humanos.
La enfermedad del beso puede presentarse en cualquier etapa de la vida
de una persona. A veces, se adquiere durante la infancia, cuando nuestros
padres, tíos y abuelos nos dan de comer con su cuchara o cuando nos llenan de
besos cariñosos. Si alguno de
ellos tenía el virus, habremos contraído la enfermedad.
Si acaso escapamos de padecerla durante la infancia, es casi seguro que
la adquiramos durante la adolescencia, ya que, justamente en esa etapa de la
vida, los romances y noviazgos aumentan las posibilidades de que el virus
contagie a los individuos que le faltaban. Y es que la enfermedad del beso es
bastante contagiosa y, como el amor,
incurable.
El virus de Epstein-Barr pertenece a una familia de microorganismos
causantes de enfermedades como la varicela y el herpes que comparten una
característica: una vez que te contagias, el virus permanece en el organismo
para siempre. Y se contagia con facilidad porque los que tienen el virus pueden
sentirse perfectamente, pero de todos modos lo llevan consigo y pueden
trasmitirlo a quienes no lo tienen.
Las cifras indican que la enfermedad del beso se adquiere
principalmente entre los 10 y los 25 años.
Antes de cumplir 35 años, 95% de la población ya ha tenido contacto con
el virus. Como ocurre con la varicela y otras enfermedades virales de la misma
familia que la mononucleosis, los síntomas son más llevaderos si contraemos la
enfermedad cuando somos niños o adolescentes.
Las molestias serán mucho mayores si la enfermedad se adquiere en
etapas posteriores de la vida. La enfermedad del beso ocasiona síntomas muy
molestos, pero por lo común es una enfermedad benigna (esto quiere decir que,
afortunadamente, no es grave). Sin embargo, su diagnóstico adecuado es muy
importante porque mientras se padecen los síntomas se requiere de cuidados
especiales y mucho descanso.
María Emilia Beber Ruiz, “Virus y besos” en La enfermedad del beso.
México, SEP-Castillo, 2005.
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