María Menéndez, “¿Por qué somos tan feos por dentro?” en ¡Qué mágico es mi cuerpo! México, SEP-SM, 2006.



22.          ¿Por qué somos tan feos por dentro?
El espejo nos muestra cómo somos por fuera, y no estamos mal. Pero mira ahora tu radiografía. ¿Qué ves? Un esqueleto, un saco de huesos. El esqueleto es tu percha.
Estás hecho un esqueleto
No es un insulto, que conste. Piensa que sin el esqueleto vivirías derramado sobre el suelo, como la plastilina.
Además, el esqueleto protege nuestros órganos de los golpes. Figúrate si será fuerte que cada centímetro cuadrado de hueso puede soportar 1,700 kilos: ¡el peso de tres toros! Y en total tenemos 206 huesos. El más largo está en el muslo: es el fémur. Y el
más pequeño está dentro del oído, y se llama estribo, porque parece el estribo de una silla de montar.
Si el esqueleto fuera de una pieza, no podríamos movernos. Para que podamos movernos los huesos están unidos entre sí por
Articulaciones
Las de los dedos las movemos unos 25 millones de veces durante toda nuestra vida.
Tampoco el cráneo está hecho de una sola pieza, aunque lo parezca. Tiene 22 huesos, de los cuales 14 están en la cara.
Huesos vivos
Seguro que creías que los huesos eran como trozos de piedra. Pues no: los huesos están vivos. Si se agrietan o se rompen, pueden repararse a sí mismos. La cubierta exterior es dura, pero por dentro son como esponja.
Algunos tienen dentro una sustancia gelatinosa llamada médula: es muy importante, porque es la que produce los glóbulos rojos de la sangre.
¿Cómo andan los esqueletos?
El esqueleto de un adulto pesa 17 kilos. Moverlo no resulta nada fácil: menos mal que tenemos los músculos.
Sólo para andar utilizas 200 músculos; y cada vez que sonríes, mueves 60. En total, tenemos más de 640 músculos. En el hombre, si los desarrolla, constituyen casi la mitad de su peso. ¡Vaya musculitos!
Gracias a los músculos puedes andar, tomar objetos, abrir y cerrar los ojos, respirar... Los músculos son muy elásticos porque están formados por una trama de fibras. Los músculos encargados de mover los huesos van unidos a ellos por los tendones, que son una especie de tiras de hule que, cuando se estiran, jalan de los huesos. Algunos músculos trabajan sin cesar noche y día, como el corazón o el estómago. Otros descansan cuando no se utilizan.
Los músculos más activos del cuerpo son los de los ojos. ¡Se mueven más de un millón de veces cada día! El músculo más voluminoso es el glúteo, más conocido como nalga. Es una estupenda protección para la parte final del aparato digestivo. Además, el repliegue que forman las dos nalgas es como la tapadera del retrete, impide que se escapen los olores. ¿Y sabes cuál es el músculo más fuerte? No es el bíceps (la bola del
brazo), como seguro que habrás pensado, sino el masetero, el músculo que mueve las mandíbulas al masticar.
Sorprendente, ¿no es cierto? Ya tienen un tema para platicar en casa.
María Menéndez, “¿Por qué somos tan feos por dentro?” en ¡Qué mágico es mi cuerpo! México, SEP-SM, 2006.

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