INDIOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO S. XVI-XVII PARTE4


Coatlinchan, Huexotla y Chimalhuacan Atenco, incluidos en el repar- timiento de Chalco, tenían estrechas relaciones con varios linajes de la provincia y existían obligaciones tributarias, surgidas desde antes de la conquista, que influyeron al establecerse el repartimiento. Estos sitios formaron parte del repartimiento de Chalco desde su inicio hasta su extinción. Por su parte, los pueblos del Cuauhnahuac acudían al repartimiento para los trabajos de escarda y cosecha, entre los meses de junio-agosto y diciembre-febrero y cuando concluían, se integraban su región. Por ejemplo, los naturales de yecapixtla y Tlayacapan, luego del repartimiento debían servir en el hospital de Oaxtepec.34
Del repartimiento quedaron excluidos aquellos pueblos que aun- que se localizaban en la provincia de Chalco estaban administrados por otras parcialidades, como fue el caso de algunos asentamientos de la cabecera de Tenango, entre los que se encontraban San Juan Coxto- can, Santiago, Tlazintla, Calpan, los Reyes y Acaxtlihuayan. Estos eran sujetos de Tlatelolco y Tenochtitlan y su vínculo se mantuvo durante toda la época colonial. De manera que al implantarse el repartimiento, se les excluyó de acudir por no ser pueblos sujetos de ninguna cabece- ra de Chalco.35 Otros como la Asunción pertenecían a Xochimilco,36o bien Ayapango, que se reservó de dar indios de repartimiento debido a que era sujeto de Texcoco, también estaban exentos; en este lugar, en el siglo xVII, la familia de Ixtlilxóchitl contaba con tierras y hasta 1629 se le incluyó dentro del repartimiento.37
Hubo varios años en que se quitó la mano de obra del repartimiento a los labradores de Chalco para desviarla a la ciudad de México, pero éstos reaccionaron lanzando serias amenazas, atacando a los jueces repartidores e imponiendo sus intereses por encima de las necesidades de la capital. Por ejemplo, en 1576 había 65 trabajadores del reparti- miento de Chalco destinados para trabajar en las casas reales y para la construcción del monasterio de San Agustín. Estaban distribuidos de la siguiente manera: cincuenta y nueve peones, dos carpinteros, tres albañiles y un oficial. En julio de 1576, o quizás unos meses antes, los la- bradores de Chalco habían solicitado que mandaran mano de obra a las sementeras de la región. De éstos se sacaron sesenta para el deshierbe


incorporado a Tlalmanalco, ambos continuaron prestando servicios a la cabecera durante los dos siglos sin importar su ubicación. zavala y Castelo, Fuentes para la historia del trabajo, v. 6, p. 316.
34 zavala y Castelo, Fuentes para la historia del trabajo, v. 5, f. 149,150, 164,165; zavala, El servicio personal, v. 5, segunda parte, p. 657, 658,
35 AgN, Indios, v. 9, f. 41, 41v; 64v, 65. El documento lo cita también Aguirre, op. cit., p. 100.
36 zavala, El servicio personal, op. cit., v. 3, p. 248.
37 Aguirre, op. cit., p. 100, zavala, Fuente par la historia del trabajo..., v. 6, p. 433-434.


en la provincia de Chalco y sólo quedaron cinco para la ciudad. Para julio se mandó quitarlos de las sementeras y enviarlos a trabajar a la calera de San Agustín.38
En 1599 los labradores de Chalco nombraron a Hernando Muñoz como su representante para exigir que se reincorporaran los trabaja- dores sustraídos del repartimiento, los cuales se habían destinados a varias instituciones religiosas de la ciudad de México y a particulares. Debido a las necesidades de las haciendas y su importancia económica, la provincia era un centro de afluencia de naturales de diferentes regio- nes. Aparentemente no se presentó un fenómeno masivo de expulsión de mano de obra ya que las condiciones de la región y su contacto con la ciudad de México ofrecían a los naturales los medios suficientes para su subsistencia. En este sentido la provincia se caracterizó más por ser una región receptora que expulsora de mano de obra. y como se puede apreciar, la prioridad la tenía la provincia. ¿Hacia dónde se daba el mo- vimiento de los naturales de la provincia de Chalco, de acuerdo con el sistema de repartimiento? Los datos permiten proponer que el primero era a las haciendas de la región y el segundo la ciudad de México, y que esto no varió a lo largo de la época colonial.39
De estos dos flujos nos interesa destacar los que salían hacia la ciudad de México. Una buena parte de ellos era mano de obra especia- lizada, entre la que se encontraban talladores de madera, canteros, al- bañiles, que eran destinados para la construcción de los conventos y los edificios públicos, la fábrica de pólvora y el desagüe de Huehuetoca.40 Los conventos y hospitales tenían la costumbre de solicitar trabajadores para el abasto, los servicios y reparación de los templos; sus deman- das eran continuas y el número de trabajadores fluctuaba entre tres y cuatro semanalmente. Para la construcción y reparación de los templos solicitaban que fueran hacheros de la región de Chalco ya que, argu- mentaban que eran expertos en el corte de madera. Era común que las concesiones fueran por cuatro u ocho meses durante uno o dos años.41 De manera que los naturales se veían obligados a prestar servicio por largas temporadas, e incluso algunos acostumbraron hacerlo por varias décadas, como sucedió con los habitantes de Tlalmanalco, Chalco y Milpa Alta, que iban al convento de San Francisco para abastecerlo de


38 zavala, Fuentes para la historia del trabajo, op. cit., v. 1, p. 128.
39 Tomás Jalpa Flores, “Comunidades y fuerza de trabajo en la región de Chalco. Siglos
xVI-xVII”, en Daniel Hiernaux y Alicia Lindon, La construcción social de un territorio emergen-
te. El Valle de Chalco, México, El Colegio Mexiquense, H. Ayuntamiento Valle de Chalco, 2000,
p. 45 ss.
40 Ibid.
41 Jalpa Flores, La tenencia de la tierra, p. 44, 45.


leña.42 Una parte de la primera catedral fue levantada con mano de obra de esta región y en las siguientes fases participaron los naturales como mano de obra y con abasto de madera. Por ejemplo en 1643 el maestro mayor informó que era necesario sustituir gran cantidad de vigas y debían traerse de la provincia “como se había hecho otras veces” y se repartiese el trabajo como antes, es decir, cuatro indios del pueblo de Amecameca, cinco de Chimalhuacan, cuatro de Juchitepec y tres de Tenango por el tiempo de un año.43 Los pueblos que siguieron pro- porcionando la mano de obra eran los de Amecameca y Tlalmanalco, pues los de Chimalhuacan tenían la obligación de llevar la nieve a la ciudad. Entre las instituciones urbanas que obtenían más trabajadores de Chalco estaban la Compañía de Jesús, el Hospital Real y las Casas Reales con seis, nueve y diez respectivamente. De acuerdo con los da- tos, la relación de la mano de obra enviada a la ciudad de México era la siguiente.44

Cuadro 2
mANO DE OBrA DEL rEPArtImIENtO DE ChALCO
A LA CIUDAD DE méxICO. SIgLO xVI-xVII



Institución

Número de trabajadores semanales Año


Colegio de San Juan
1

Monasterio del Carmen
2
Convento de la Concepción
3
Santo Oficio
3
Convento de San Francisco
4
Cantera Monasterio del Carmen
4
Compañía de Jesús
6
Hospital Real
9
1589
Hospital de convalecientes
25
1581
Casas Reales
10

Convento San Juan de la Penitencia

1641
FUENtES: zavala, El servicio personal..., v. 3, p. 248; zavala y Castelo, Fuentes para la historia del trabajo, v. 2, 5, 7.



42 Joaquín García Icazbalceta, Nueva colección de documentos para la historia de México. Cartas de religiosos de Nueva España, México, edición de Salvador Chávez Hayoe, 1941, p. 184.
43 zavala, Fuentes para la historia del trabajo…, v. 7, p. 469-470.
44 zavala, El servicio personal, op. cit., v. 3, p. 248.

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