Juana Inés de la Cruz, “Érase una niña” en Cristina Carbó



Érase una niña
A Juana Inés le gustaba mucho el estudio. A los tres años ya había aprendido a leer y a los siete, cuando supo que sólo los niños podían continuar educándose, suplicó a su madre que la vistiese de varón para asistir a la escuela.
Estudió por su cuenta con gran empeño y si no cumplía con todas las tareas que se había propuesto, se castigaba... ¡cortándose el pelo! que, según la moda de esa época, las mujeres usaban muy largo. Defendió con ahínco el derecho de las mujeres a recibir educación.
Sor Juana Inés de la Cruz, nombre que adoptó al tomar los hábitos religiosos, fue una apasionada de las ciencias y las artes y llegó a ser una gran poetisa; por eso la llaman la Décima Musa. Ella escribió:
Érase una niña como digo a usté, cuyos años eran ocho sobre diez.
Esperen, aguarden, que yo les diré.
Ésta (qué se yo cómo pudo ser) dizque supo mucho aunque era mujer.
Esperen, aguarden, que yo les diré.
Porque como dizque dice no sé quién, ellas sólo saben hilar y coser...
¿Te lo aprendiste? En este villancico, sor Juana se refiere a Santa Catarina, patrona de las mujeres sabias y que, por cierto se parece mucho a ella. Todo esto sucedió en México hace más de 300 años.
Juana Inés de la Cruz, “Érase una niña” en Cristina Carbó (comp.), 501 maravillas del Viejo Nuevo Mundo II. México, SEP, 1994. 

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