Cuento otomí en Elisa Ramírez



Cuento otomí


Hacía mucho frío. Se encontraron en el campo un otomí y un gringo. El otomí tenía la ropa de manta agujerada y estaba como si nada; el gringo iba muy abrigado y aún así, tenía frío.
-¿No tiene frío con esa ropa? -preguntó el gringo.
-No. ¿Tú sí?
-Claro, por eso me abrigo.
-Sientes frío porque no sabes defenderte de él, como nosotros. 
-Claro que sé, por eso me abrigo.
-No. Como tú te vistes tanto, te encierras el frío encima, no tiene por donde salir. Mírame a mí, en cambio: no siento frío porque se escapa por los agujeros de mi ropa.
Otro día, el gringo invitó a comer al otomí. Llegó a su casa y veía todo con gran interés.
El gringo puso cubiertos, pero el otomí ni los conocía. Sirvieron sopa. El otomí había llevado su itacate de tortillas por si acaso. Las sacó y las empezó a usar para cucharear su sopa.
-No seas sucio -le dijo el gringo-; usa la cuchara como yo.
-No, el sucio eres tú: le untas saliva a tu cuchara y la vuelves a meter al caldo. Nosotros tenemos cuchara para cada bocado.
-Pues los cubiertos son mejores.
-A ver, ¡cómetelos como yo!
“Cuento otomí” en Elisa Ramírez, (comp.), Tres enamorados miedosos. Cuentos y narraciones indígenas. México, SEP, 1990.

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