La invención de los caníbales Federico. Navarrete, México, SEP-Castillo, 2006.

201. La invención de los caníbales
La palabra caníbal fue inventada por Cristóbal Colón en mil cuatrocientos noventa y dos, cuando llegó a América (aunque él pensaba que había llegado a Asia). Mientras recorría varias islas del Mar Caribe, la gente que habitaba en ellas le contó que existían unos hombres que comían la carne de sus semejantes. Al principio Colón pensó que eso era mentira, pero finalmente se convenció de que esos hombres comedores de carne humana sí existían y eran horribles, agresivos y peligrosos.
     Desde entonces, cuando oímos la palabra caníbal pensamos que en verdad los comedores de carne humana son salvajes, temibles e inhumanos.
     Sin embargo, lo que Colón y otros europeos de su época se imaginaron sobre los pueblos que llamaron caníbales tenía más que ver con sus propias ideas, miedos y prejuicios. Las razones que realmente tenían los pueblos americanos para comerse a sus semejantes eran muy diferentes a lo imaginado por los europeos.
     La historia de cómo Colón y los otros europeos del siglo XVI vieron a los caníbales nos enseña que no debemos juzgar a un grupo de hombres que son distintos a nosotros sin antes tratar de comprenderlos, aun si las cosas que hacen nos parecen extrañas e incluso terribles, como comer carne humana. De esta manera es posible comprender que la antropofagia, es decir, la práctica de comer personas, no es precisamente una costumbre salvaje e inhumana. Esto quiere decir que debemos procurar entender las razones que impulsan sus actos y también lo que estos actos significan para ellos. Sólo después de comprender estas razones podemos realmente decidir si lo que hacen es bueno o malo y cómo comportarnos ante ellos.
     Si no actuamos de esta manera corremos el riesgo de repetir el error de los españoles, que condenaron el canibalismo, pero en su lugar impusieron el esclavismo, que era incluso más cruel en ciertos aspectos.
Federico. Navarrete, La invención de los caníbales. México, SEP-Castillo, 2006.

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